sábado, 18 de octubre de 2014

RUTA 1/2º Curso LA BARRAGANA Fecha: 20-09-2014


 Componentes de la expedición: Antonio, Mariví, Goyo, Elisa, M. Ángel, Julio, C. Felipe, Rocío, Fernando, la perrita “Trufa”

                                           
         Para comenzar con buen pie y poner el listón, de entrada,  en  un nivel aceptable,  el Club de alta montaña “el Faro” programa, como primera salida del  2º curso de rutas en la montaña, la  subida a “Peña Ubiña” desde Pinos.

         No sé si porque la propuesta no parece la más apropiada o  si  porque los componentes del grupo han sido contagiados por los indecisos y  perezosos colegiales,  los componentes de la  expedición son escasos. Nuestro intendente, Miguel Ángel, pasa lista y  se pregunta:  



         -¿Dónde están Ángel, Mª Eugenia,  Mª Luisa, Cristina, Cloti,  nuestra presidenta, Elena, y su amante esposo José Mª,   el nervioso  “H  y la mimosa “Blacky”?

-¿Siguen de vacaciones? ¿Aún no se han enterado del comienzo del nuevo curso?

         - Elisa, temerosa de recibir una reprimenda inmerecida, contesta rauda: yo se lo  he comunicado a todos….

          Antonio, perspicaz, precisa:


- Yo creo que les contagió el miedo Ángel……. Pero no os preocupéis, van a tener una semana de plazo para entrenarse  y hacerse a la idea de que se acabó la jarana y la playa. Subiremos peña Ubiña el próximo sábado. Contamos con ellos. Con esta niebla y amenaza de lluvia no podemos arriesgarnos  a subir hoy.

-         Hoy subiremos “la Peña Barragana”- añadió.

La decisión de posponer la subida a Peña Ubiña, fue aplaudida, en
 silencio, por alguno de los que había madrugado para hacer la ruta anunciada, el letargo veraniego  provoca  verdaderos estragos…. Aunque no para todos,  Julio viene  de un  fino y fibroso que va a causar serios cataclismos… y Miguel Ángel no se queda  a la zaga, no sé qué haría por Bélgica este verano para conseguirlo….   ¡¡¡ con lo deliciosos que están los Godiva  que nos trajo¡¡¡   

Tomada la decisión, fugaz café en la cafetería del balneario de Caldas de Luna, y, entre nubes que ocultan el sol y amenazan lluvia, iniciamos la marcha.



Después de caminar un trozo por carretera asfaltada, atravesamos un pasadizo  por debajo de la autovía y, enseguida comenzamos la espinosa ascensión por un camino terrero, cenagoso como consecuencia de las recientes lluvias. El primer repecho hizo que  nuestros cuerpos  entrasen en calo y empezasen a sobrar impermeables y prendas de abrigo.



         Finalizado el camino, nos adentramos en un agostado valle ascendente que paulatinamente nos acerca a un numeroso rebaño que, a media ladera, rebaña  las diminutas y ajadas hierbas. Al campo aún no  le ha dado tiempo a retoñar y está yermo y triste.

         Nos entretenemos  un rato en amansar a los 6 monstruosos cancerberos que, defendiendo el rebaño, nos cortan el paso y en capturar a la imprudente “Trufa” que, sin el mínimo  miedo al peligro  y respeto a la envergadura de los contrincantes, se entremetía e intentaba divertirse con ellos. Calmados los ladridos, charlamos con el solitario pastor que predijo, aunque en esta ocasión no acertó, nubes y tormenta vespertina….

         Al final del valle, aprovechando la brigada de las altas montañas, hacemos un breve receso para tomar un tentempié antes de acometer la subida a la cumbre de la peña “barragana”.
   



En  una hora escasa, alcanzamos la cumbre de esta inhóspita peña  rocosa  que, como si fuese una majestuosa matrona  tumbada, toma el sol  contemplando todo el valle de Arbás, el pueblo de Cubillas y, más alejado, el pueblo  y la presa de Casares.




Hay que destacar la valentía de Rocío que, a pesar de sus vértigos, cresteó por la peña “barragana” y dejó una nota, para conmemorarlo, en el buzón de la cumbre.



Después de las magníficas vistas panorámicas en las que nos acompañó un tibio sol otoñal, descendemos y recorremos el  valle que discurre por la vertiente oeste. Luego ascendemos de nuevo y sorteamos un nuevo macizo rocoso hasta que divisamos de nuevo el valle de Luna.






De cara al Cirbanal, con la mirada puesta en las alejadas Ubiñas, la pequeña, completamente despejada, luciendo  un envidiable color nacarado y la grande, majestuosa, quitándose, lentamente, el azulado sombrero de nubes, comemos los anhelados bocadillos y, como postre, degustamos un resuelto y esforzado descenso por la pindia vertiente que nos condujo a un camino que nos restituyó al pueblo de Caldas de Luna.







  
A las 4,30 h, entramos en el caldarium del balneario de Caldas de Luna, relajante baño de aguas termales, chorros…, una refrescante cervecita y vuelta a León. Parada en  Camposagrado, para contemplar con Nicole, que  tuvo la gentiliza de acompañarnos, la puesta de sol mientras dábamos cuenta de la última cerveza y  “cada pardal a su espiga”….




¡¡Que el tiempo sea propicio el próximo sábado¡¡

                                            
                     C. Felipe