Componentes de la expedición: Antonio,
Mariví, Goyo, Elisa, M. Ángel, Julio, C. Felipe, Rocío, Fernando, la perrita
“Trufa”
Para comenzar con buen pie y poner el
listón, de entrada, en un nivel aceptable, el Club de alta montaña “el Faro” programa,
como primera salida del 2º curso de
rutas en la montaña, la subida a “Peña
Ubiña” desde Pinos.
No sé si porque la propuesta no parece
la más apropiada o si porque los componentes del grupo han sido contagiados
por los indecisos y perezosos colegiales, los componentes de la expedición son escasos. Nuestro intendente,
Miguel Ángel, pasa lista y se pregunta:
-¿Dónde están Ángel, Mª Eugenia, Mª Luisa, Cristina, Cloti, nuestra presidenta, Elena, y su amante esposo
José Mª, el nervioso “H y
la mimosa “Blacky”?
-¿Siguen de vacaciones? ¿Aún no se han enterado del
comienzo del nuevo curso?
- Elisa, temerosa de recibir una
reprimenda inmerecida, contesta rauda: yo se lo
he comunicado a todos….
Antonio, perspicaz, precisa:
- Yo creo que les contagió el miedo Ángel……. Pero no
os preocupéis, van a tener una semana de plazo para entrenarse y hacerse a la idea de que se acabó la jarana
y la playa. Subiremos peña Ubiña el próximo sábado. Contamos con ellos. Con
esta niebla y amenaza de lluvia no podemos arriesgarnos a subir hoy.
-
Hoy subiremos “la Peña Barragana ”- añadió.
La decisión de posponer la subida a Peña Ubiña, fue
aplaudida, en
silencio, por alguno de los que había
madrugado para hacer la ruta anunciada, el letargo veraniego provoca
verdaderos estragos…. Aunque no para todos, Julio viene
de un fino y fibroso que va a
causar serios cataclismos… y Miguel Ángel no se queda a la zaga, no sé qué haría por Bélgica este
verano para conseguirlo…. ¡¡¡ con lo deliciosos
que están los Godiva que nos trajo¡¡¡
Tomada la decisión, fugaz café en la cafetería del balneario
de Caldas de Luna, y, entre nubes que ocultan el sol y amenazan lluvia,
iniciamos la marcha.
Después de caminar un trozo por carretera asfaltada,
atravesamos un pasadizo por debajo de la
autovía y, enseguida comenzamos la espinosa ascensión por un camino terrero,
cenagoso como consecuencia de las recientes lluvias. El primer repecho hizo
que nuestros cuerpos entrasen en calo y empezasen a sobrar
impermeables y prendas de abrigo.
Finalizado el camino, nos adentramos en
un agostado valle ascendente que paulatinamente nos acerca a un numeroso rebaño
que, a media ladera, rebaña las
diminutas y ajadas hierbas. Al campo aún no
le ha dado tiempo a retoñar y está yermo y triste.
Nos entretenemos un rato en amansar a los 6 monstruosos
cancerberos que, defendiendo el rebaño, nos cortan el paso y en capturar a la
imprudente “Trufa” que, sin el mínimo
miedo al peligro y respeto a la
envergadura de los contrincantes, se entremetía e intentaba divertirse con
ellos. Calmados los ladridos, charlamos con el solitario pastor que predijo,
aunque en esta ocasión no acertó, nubes y tormenta vespertina….
Al final del valle, aprovechando la
brigada de las altas montañas, hacemos un breve receso para tomar un tentempié
antes de acometer la subida a la cumbre de la peña “barragana”.
En una hora
escasa, alcanzamos la cumbre de esta inhóspita peña rocosa que, como si fuese una majestuosa matrona tumbada, toma el sol contemplando todo el valle de Arbás, el
pueblo de Cubillas y, más alejado, el pueblo
y la presa de Casares.
Hay que destacar la valentía de Rocío que, a pesar de
sus vértigos, cresteó por la peña “barragana” y dejó una nota, para
conmemorarlo, en el buzón de la cumbre.
Después de las magníficas vistas panorámicas en las que nos acompañó un tibio sol otoñal, descendemos y recorremos el valle que discurre por la vertiente oeste. Luego ascendemos de nuevo y sorteamos un nuevo macizo rocoso hasta que divisamos de nuevo el valle de Luna.
De cara al Cirbanal, con la mirada puesta en las
alejadas Ubiñas, la pequeña, completamente despejada, luciendo un envidiable color nacarado y la grande,
majestuosa, quitándose, lentamente, el azulado sombrero de nubes, comemos los
anhelados bocadillos y, como postre, degustamos un resuelto y esforzado
descenso por la pindia vertiente que nos condujo a un camino que nos restituyó al
pueblo de Caldas de Luna.
A las 4,30 h, entramos en el caldarium del balneario
de Caldas de Luna, relajante baño de aguas termales, chorros…, una refrescante
cervecita y vuelta a León. Parada en
Camposagrado, para contemplar con Nicole, que tuvo la gentiliza de acompañarnos, la puesta
de sol mientras dábamos cuenta de la última cerveza y “cada pardal a su espiga”….
¡¡Que el tiempo sea propicio el próximo sábado¡¡
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