Componentes de la expedición: Antonio, Mariví, Goyo, Elisa, M. Ángel, Ángel, Mª
Eugenia, Mª Luisa, Pilar, C. Felipe, Julio, Ramón, Pío, Joaquín, Rosalía
Después de 1 h. de camino, disfrutando del alegre
verdor de los prados, de las tiernas hojas que empiezan a adornar los fornidos
brazos de los diseminados chopos, de la clara y elevada peña que en
la lejanía, engalanada con cenefas
blancas nos esperaba, llegamos, girando hacia la izquierda, a un cantarín
riachuelo que atravesamos y nos acercamos a la verja que tapona la senda que se
adentra en una formidable masa boscosa.
A las puertas del hayedo, con el grupo reunido,
hacemos la foto de salida. Quince personas componen el grupo, los habituales de
todas las salidas, una amiga de las Charlis, Pilar y cuatro compañeros que,
desplazados desde la Augusta Astorga ,
hoy nos acompañan.
Animosos
e ilusionados, conducidos por Ramón, oriundo de la zona, que le dio, en esta
ocasión, el relevo de guía a Antonio, atravesamos la verja y comenzamos la
pindia ascensión por el bosque “ La Tendeña ”.
Caminando entre
hayas de nacientes hojas que filtran
los tempranos rayos del sol, aislados y
vetustos tejos con sus raíces desprotegidas y prominentes rocas, revestidas por un esponjoso manto verde oscuro, alcanzamos, al
final de la subida, la apacible fuente “ La Tejal ” en la que hicimos un ligero descanso.
Continuamos la ascensión por una amplia pista de
tierra y, después de una pronunciada curva de herradura, siguiendo un estrecho
sendero nos topamos con un farallón calizo que como si fuera un frontón nos hizo
mirar hacia la izquierda y admirar las excelentes vistas de los Picos de
Europa, Peña Santa…..
Siguiendo la senda que discurre bajo esta roca, accedemos
al Collado Bahulloso y, caminando por
alfombrada pradera, sorteando algunas peñas, llegamos a una campera que nos
sirve de mirador y de área de descanso y de frugal aperitivo antes de comenzar la última subida a la cumbre considerada como
el vigía de la montaña oriental leonesa.
Después de reponer fuerzas, despacio
pero sin pausa, abordamos la ascensión final. Los 300 últimos metros de subida
no fueron los más duros que hemos realizado. La subida la facilitan peñas dispersas y bien asentadas que sirven
de peldaños. Progresivamente, contemplando las admirables vistas panorámicas
del pantano, coronamos la cumbre.
La vista
panorámica, desde la cima que aún conserva algún helado y blanco nevero, es
espectacular. Con el cielo azul completamente despejado, vislumbramos: El
Macizo Central, Peña Prieta, Peña Santa,
El Espigüete, Pico Gilbo, Peña Corada , Peñas Pintas…..
Avistamos, en la lejanía, los pueblos de Liegos, Burón
y el serpenteante camino que conduce hasta Riaño.
Admiramos un heterogéneo
colorido: el azul claro del cielo y el azul oscuro del agua del pantano, el gris
de las rocas combinado con el amarillo verdoso de los bosques y el verde manzana de los prados
tachonado por el tenue rojizo de los tejados….
Al rescoldo del sol primaveral, saboreamos el pan de
Riaño, el chorizo de Horcadas, la tortilla y las pastas de Julio, el queso y vino de Ángel….. hasta el pack de
cervezas que Julio, con el esfuerzo de
un verdadero “serpa” había subido, para sorpresa de propios y extraños, hasta
la cumbre. Ahora nos empezamos a explicar el porqué Julio iba hoy a la zaga en
la subida, pero además descubrimos que, para compensar la subida no realizada al Bodón de Cármenes, llevaba
también en la ciclópea mochila dos enormes cantos que tiraban para atrás y
dificultaban su ascensión, para colmo, él ni se había enterado… No fue el único
que quiso hacer méritos este día,
también Miguel Ángel rompió la mochila, en el descenso, a causa de las piedras que en ella porteaba
¡Qué mala leche tienen los bromistas¡
Entre anécdotas, bromas, risas y saludos ya que,
inesperadamente, Mª Luisa se encontró, en la hoy poblada cumbre, a zamoranos
de “pro”
de Stª Colomba de las Monjas, su amado pueblo, se pasó la hora y media
de descanso y comenzó el descenso.
Un descenso que creo que fue más duro que la subida,
sino que se lo pregunten a las Charlis, ya que bordeamos, bajando por realzados
riscos y pedregales, toda la peña hasta alcanzar el valle donde plácidamente
pastaba un grupo de cabras montés. Esta visión nos compensó del esfuerzo
realizado.
Después de la sufrida bajada, caminamos por la ladera engalanada de verde hierba hasta alcanzar, de nuevo, la pista de subida que seguimos un corto trecho. Luego, caminando por la sombra de las torcidas hayas, monte a través, para ahorrar tiempo, llegamos al camino que nos condujo, sin contratiempos, a Liegos.
En Liegos, cambio de calzado, aseo en
la fuente, despedida de los compañeros de la curia astorgana, relajadas
cervezas en la taberna del pueblo y recompensa de 22 euros para Felipe, ganador
de la última porra Atl. Madrid- Barça, con el resultado acertado de 1-0
A las 6,30 h. de la tarde, con el fin
de hacer tiempo para la merienda-cena, subimos
a los coches que nos dirigimos a Mansilla de las Mulas.
Recorrimos las empedradas calles, visitamos la antigua
plaza aderezada con apetitosos soportales. Para finalizar la jornada, en la
rústica posada de la “Albergueria” degustamos, por un módico precio, una sopa
castellana, unos huevos fritos con jamón y
un vino de la tierra que nos reconfortaron de los trabajos sufridos.
Emplazamiento para realizar una nueva
salida el día el 17 de mayo. Despedida y…¡¡¡Felices sueños…¡¡¡¡
C.
Felipe
Me ha traído gratos recuerdos este bonito texto sobre la excursión que compartimos al Yordas. Ha sido un placer disfrutar de la montaña en vuestra compañía. un saludo. Joaquín.
ResponderEliminarpues a ver si también acierta la porra de la final de la Champios Leage.....................
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