jueves, 10 de abril de 2014

RUTA 13 EL CUETO DE SAN MATEO Fecha: 22-04-2014

Componentes de la expedición: Antonio, Goyo, Elisa, M. Ángel, Ángel, Cristina, Mª Eugenia, C. Felipe, Julio, Nicole

 

         Como dice el refrán: “El hombre propone y dios dispone”.

Hoy nos habíamos propuesto subir el “Yordas”, pero el repentino cambio de tiempo con previsión de lluvias y nevadas, después de 15 días de tiempo primaveral, hizo cambiar la ruta por una menos prominente y ambiciosa, el “Cueto S. Mateo”.

A las 9,30, en la mañana fresca de marzo, con el día intacto, el animoso caminar de los compañeros, todavía no gastado por la fatiga, nos llevó por el borde de la carretera, sorteando enormes camiones y presurosos coches de Vega de Gordón a   Pola de Gordón. Tres  Km., efímeros como el eco de un disparo, que nos adentraron en una pista terrosa iluminada por los tibios rayos del sol que holgazán se desperezaba.


El camino estaba expedito. Esta inacostumbrada particularidad espoleó a los caminantes que, temerosos de quedar descolgados, ascendieron presurosos los lacerantes repechos con los que nos encontramos.


 Julio, se veía que estaba descansado porque se perdió la subida a “Peñacorada”, encabezaba el grupo y no daba el mínimo respiro ni para despojarse de la vestimenta invernal que empezaba a estorbar. Hubo que hacerlo en marcha, a “matacaballo”.


Después de otros 3 raudos Km., conseguimos mesar las “barbas” de una enorme y solitaria cabeza engalanada por un rocoso sombrero. Los ralos pelos de la barba eran unos diseminados robles que cubrían su impúdica desnudez con insuficientes hojas ocre-viejo. El resto de la cara estaba arrugada y sucia y, en la lontananza, se apreciaba la concavidad vacía de un ojo. Debajo del bombín rocoso solo se apreciaba una prematura  alopecia.

Animosos, nos dispusimos a adornar el bombín rocoso.


  La subida empinada se hizo ardua, aunque fue facilitada por las arrugas marcadas por el paso del tiempo y por los senderos de las trabajadoras “hormigas” que por ella deambulan. Nicole que, en otras ocasiones, había apuntado dotes de ágil gacela de los Cárpatos, tuvo que pararse a tomar aire en la subida antes de alcanzar la umbrosa oquedad que le ha dejado el ojo perdido y que, según la tradición del lugar, sirvió de refugio a S. Mateo.




Después de un corto receso en la cueva, nos subimos al rocoso bombín  a las 11,30 horas y admiramos, tras una leve borrasca de tardía nieve, los diseminados pueblos y picos montañosos que desde allí se divisaban: Peñacorada, Fontañan, Correcillas, la Robla, Stª Lucía, Ciñera…




A las 12 h., iniciamos el descenso que también fue rápido, aunque no tanto como la subida de un joven montañero que nos encontramos subiendo a la carrera y que coronó la montaña antes que el grupo culminara la bajada.

Ligero rodeo para encontrar el “señuelo” que buscaba Cristina y para alcanzar la carretera que nos condujo a Stª Lucía. Allí, tras unos sutiles estiramientos a  la orilla del Bernesga, disfrutamos de una refrescante cerveza en  la remozada plaza de este pueblo minero.



Nuestro esfuerzo aún no había concluido, nos restaban unos 3 km., entre Stª lucía y Vega de Gordón, que recorrimos siguiendo la carretera vieja y el verde camino que discurría entre los huertos, aún yermos, y la inflexible vía férrea.

Puntuales, nos sentamos, por 2 vez, en la acogedora mesa redonda de “casa Senén”. La comida fue abundante y sabrosa, aunque a Ángel  le faltaron los garbanzos con bacalao que tan grato sabor le habían dejado la pasada vez. La conversación fue animada, aunque añorando la anunciada visita de nuestra “presidenta” que últimamente no supervisa las expediciones, lo que provoca incipientes comentarios de posibles movimientos de silla. ¿Le ayudará “H” a sofocar las previsibles escaramuzas?.




En la sobremesa, se rememoran las últimas travesías a través de las incipientes crónicas redactadas por Felipe y se decide hacer un “blog” que se encarga de diseñar Cristina. También se anuncia una nueva salida para el día 5 de abril, si es posible, a una cumbre nevada donde podamos estrenar los “crampones” adquiridos.

Café de despedida en “la Venta la Tuerta” y porra del Madrid-Barça.

¡¡¡¡ Que la suerte sonría a alguien¡¡¡¡



                                                                                                          C. Felipe

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